EL BANCO DEL PARQUE
A veces, las almas se quedan ancladas para siempre en su lugar preferido.
EL BANCO DEL PARQUE
(Wharton Park/Durham)
Visitamos un lugar muy bonito llamado Wharton Park, lleno de árboles y flores que anunciaban la primavera, y desde allí una magnifica vista de la hermosa ciudad de Durham, con su emblemática catedral y su viejo tren.
Me senté por casualidad en un banco de aquel hermoso parque para arreglarme la trenza de la bota. Enseguida sentí un escalofrío suave y la inequívoca sensación de no estar sola, fue entonces cuando me percaté que había adosado en una esquina del banco; un ramo de flores.
La historia no la pude conseguir de quienes nos acompañaban, al parecer nadie sabía el por qué, solo que era algo conmemorativo, ese tipo de ramo que se deja cuando algo ha ocurrido en un lugar y que allí debió morir alguien.
Mi imaginación comenzó a navegar, o quizás me vinieron imágenes confusas, nebulosas y tristes de un hombre viejo y solitario vestido impecablemente; abrigo, traje de chaleco y corbata, sombrero y zapatos de cuero muy limpios, quien allí solía estar junto a su esposa todas las épocas del año para tomar el sol de la tarde, pero luego ella ya no estaba, y una fugaz cortina de hojas otoñales me revelaron al triste y solitario viejo cuando se quedó dormido para siempre en aquel banco. Al amanecer lo encontraron frío en brazos de la muerte.
Desde entonces suelen dejar flores en su memoria recordando aquel sempiterno señor, que siempre tomaba el sol de la tarde junto a su esposa que partió unos años antes, y que luego se fue con ella cuando lo vino a buscar aquella tarde de octubre.
Hermanas Ferreira Gonçâlves. (Círculo de Miedo/Autor)