LA TABLA OUI-JA DEL DIABLO
La firmó con dos letras L: “Lucifer” y “Luz Bella” como se le conoce en el antiguo libro de la Biblia.
LA TABLA OUI-JA DEL DIABLO
El señor Agustín tenía una tienda en la calle Ribas, era un poco fanfarrón y al parecer trabajaba con el mundo espiritual y decía ser brujo. Nos dijo que tenía una tabla oui-ja de madera de cedro, era muy particular, así como su historia que comienza así.
Era vecino de un hombre que perdió al mismo tiempo; a su esposa y a su hijo. Desesperado por conocer el fin último de su familia, se obsesionó por comunicarse con ellos, y recurrió a brujos y espiritistas sin obtener resultados, hasta que una persona le aconsejó que el método de la tabla oui-ja, era el mejor para comunicarse con los muertos, pero que dicha tabla debía mandarla a diseñar para que así no estuviera contaminada por otros espíritus por el mal uso, ya que la oui-ja es un portal al mundo del Más Allá y lo más recomendable era personalizarla.
Cuentan que un buen día el hombre tras varios intentos fallidos; amaneció muerto sobre la tabla oui-ja con una mueca terror, los familiares se deshicieron de ella arrojándola a la basura. Nuestro amigo Agustín se hizo de la misma, no obstante, al escuchar la extraña historia nunca se atrevió a usarla por temor a despertar aquel espíritu, que según decían fue el que provocó la inesperada muerte del desdichado. Así que a nuestra insistencia nos la prestó para decorar la tertulia de Halloween, y por qué no, intentar la conexión con el Más Allá.
Aquella noche no hubo contacto alguno, tan solo un vago rumor y un movimiento leve de las llamas de las velas que parecían percibir algo. No logramos comunicarnos con ningún espíritu a pesar de intentarlo varias veces, quizás se debía a nuestras protecciones. Lo raro de todo es que las calabazas amanecieron podridas y con un moho negro que salía por sus bocas, ojos y nariz, cuando ellas, por lo general duran una semana después de caladas.
Al regresar el tablero del diablo, el señor Agustín nos contó que cuando el difunto mandó hacer la tabla oui-ja, en la carpintería hubo un conato de incendio y cuando el dueño del local vio la oui-ja, demandó inmediatamente que la sacaran, insistiendo que ese tipo de cosas traían mala suerte. El empleado contactó al cliente y se la llevó a su casa, comentándole lo ocurrido, percatándose de un error en las letras del alfabeto, pues había dos letras L talladas.
¿Por qué le tallaron esas dos letras?, están repetidas…
_¿Qué letras?
_Al final del alfabeto hay dos letras “L” de más.—Señaló.
_Qué raro, le juro que la tallé tal cual usted me dijo guiándome por el modelo, aquí le tengo el papel que me entregó, hasta le retoqué los astros.—Revisaba una y otra vez sin encontrar una explicación coherente.—Ya no se puede hacer nada, están talladas y además no puedo regresar con ella a la carpintería.
_Bueno déjala así, lo hecho, hecho está.
Al quedarse solo, el espíritu de la tabla oui-ja fue convocado y el receptor le preguntó quién había tallado esas dos letras, el espíritu le respondió:
_Fue el Diablo quien las talló con su propia pezuña, provocando el incendio en la carpintería, por ser la primera letra de su nombre “Lucifer” y “Luz Bella” como se le conoce en el antiguo libro de la Biblia.
Desde entonces se convirtió en la tabla oui-ja del Diablo, porque fue firmada o sellada por el mismísimo Lucifer, el lucero de la mañana.
Hermanas Ferreira Gonçâlves. (Círculo de Miedo/Autor)